A veces nosotros mismos tenemos la culpa de las malas amistades que elegimos, nos dejamos llevar de buenas a primeras y de pronto nos vemos confiándoles nuestras cosas o problemas a cualquiera que nos muestra algo de simpatía y comprensión, no digo que tengamos que ser cerrados pero si fueramos un poco más selectivos no nos pasarían tantos chascos con las personas.
La otra vez estaba esperando en un consultorio para hacerme unos exámenes médicos de rutina, y allí estaba una señora colombiana por cierto, parecía muy simpática, y por lo regular las personas colombianas que había conocido eran coordiales y amables, así que empecé una conversación con esta señora mientras esperaba a ser atendida y ella también, comenzó contándome que estaba en el consultorio de psiquiatría porque tenía muchos problemas con su esposo y había perdido a su madre, me sentí muy triste al escuchar su penosa historia de cómo había llegado a mi país, y pues por lo que me contaba no tenía amistades, entonces seguí charlando con ella y me pareció una persona muy buena e intercambiamos teléfonos pues me dije "Pobre mujer, necesita una amiga, se debe sentir sola y más con tantos problemas".
Y allí empieza mi problema en particular, antes sentía aquella sensación de querer ayudar a otros, sobre todo a la gente que tenía depresión porque de una u otra manera me sentía identificada y pensaba "Bueno su problema es más grande que el mío, pobre persona, necesita una amiga" y era así como terminaba rodeada de gente enferma, depresiva o altamente perjudicial por tener problemas en su psiquis y en vez de yo sentirme bien ayudando terminaba peor.
Esta mujer que conocí resultó ser una grosera, yo había cambiado de teléfono y una de mis amigas se quedó con mi anterior línea, entonces cuando esta mujer le escribió un mensaje de texto mi amiga le explicó que yo ya no tenía ese número, la mujer actuó muy grosera con palabras como: "Si no me quieres volver a hablar deberías decirme y no hacerte pasar por otra persona", "¡Se supone que eres una muchacha cristiana, no deberías fingir que eres otra persona, eres una mosquita muerta, una víbora, te la das de una cosa y eres una "#$%&//()=!", mi amiga me comentó todo esto, y yo quedé atónita, no podía creer la reacción de esta mujer, y más cuando mi amiga le había dado mi número de casa para que ella se percatase que mejor se calmara y hablaba directamente conmigo, lo asombroso era que ella insistía que mi amiga era yo, y a la final siguió insultando a mi amiga. Probablemente esta mujer sentía rechazo por parte de su esposo, de su familia y pensaba que toda la demás gente también la rechazaba o evadía, y puede ser que por eso reaccionó así, pero no la justifico para asumir una actitud tan negativa y enferma.
Pude haberla llamado, pero luego de ver su actitud con mi amiga y esas reacciones LOCAS, me dije "Quién te manda a estar dando tu teléfono a una tipa por lastima, quién te manda a pensar que puedes conseguir una amistad con una mujer que tiene problemas psicológicos que ni tú misma sabes!?" me reprochaba a mí misma eso, y fue cuando caí en cuenta que muchas de las amistades que llegué a llamar "Mis mejores amigos" no eran más que personas enfermas, pues yo fui una persona muy depresiva en un tiempo y al verme reflejada en ellos quería ayudarles pensando que me ayudaba a mí misma, inconsientemente a veces nos rodeamos de gente que nos hace daño o que son amistades tóxicas porque algo en nosotros no anda bien.
Hoy día ya no sigo siendo amiga de esas personas, a algunas las dejé de tratar alejándome poco a poco, una de ellas me dejó de tratar al confrontarla con sus actitudes, otra una vez que discutí con ella por se falta de respeto y meterse en mis asuntos, en fin, fui poniendo límites a la gente y no me arrepiento, quizás no estoy llenas de muchas amistades pero ahora las pocas que tengo son sanas y con límites sanos, de tal manera que por eso decidí escribir sobre la amistad en este blog, para que si otros les va mal con la amistad puedan abrir sus ojos y percatarse a tiempo de lo que está mal.
Azucena.
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